Lo recorrí con mano plácida

Lo recorrí con mano plácida
hasta dolerme la voz
y dejar sobre la mesa
la vida cuarteada.
Llegados a este punto
pensé en tantas cosas…
tantas cosas
inigualables,
inextinguibles,
inapreciables,
que la lluvia dejó sobre mis pies
el cerco de la deuda,
el desencanto.
La despedida brotó
como un manantial
que nace oculto
entre la maleza.


María Otal
22-01-07