APATRIDAS

Hombres con sonrisa lobuna
bajaron de la cima…
el morral rebosante
de carne fresca
y sin cicatrices;
en los ojos
la soberbia inyectada
hasta hacer del iris un mapa.
Llegaron pensando,
que la conquista
no iba a ser fratricida
ni el botín de guerra
una tragedia.
Todo quedó blanco, deforme,
grabado en la memoria con cincel.
Aquéllos hombres de sonrisa lobuna
que bajaban de la cima
nunca encontraron su hogar,
siguen siendo apátridas.

María Otal
21-05-07