Las dos manos

En mi mano derecha
la puerta de la vida
cerrada y puesta la cadena,
nada que mirar,
a nadie que pedir perdón,
tal vez a mi misma;
yo y mi timidez.

En mi mano izquierda
el vacío, la ruina irremediable
condensada en minúsculos efectos,
todo por descubrir,
todos a quién recordar,
quizás a mi misma;
yo y mi inhóspita vida.


María Otal
04-11-06

No me perdones

No me perdones, amor,
no me perdones…

Déjame extrañarte
siete días por semana
sabiéndote mío.

Déjame sedienta
con la abundancia
del cauce desbordado.

Déjame hambrienta
con las viandas expuestas
en la vitrina.

Déjame ausentarme
con la distancia prohibida
del hijo pródigo.

Pero no me perdones, amor,
no me perdones
hasta que no sepa
contar las estrellas
de una en una.

María Otal
19-02-07

...Y se aleja

Sé que no debiera despertarte,
que ya llegamos tarde
a las aguas inermes
y a la piedra.
Ya nada nos separa
ni nos justifica.
Aquello que tuvimos
es un reloj blando
que atraviesa las grietas
de la piel
y se infiltra en el tono marmóreo
de éste largo peso.
El tiempo no se recupera;
en un amago se inflama
y levita como un globo estático
que se aleja…
como un globo
que se aleja
… y se aleja
en un viaje sin retorno.

María Otal
19-02-07

¿Qué tanto?


¿Qué noche me soñaste,
sin apenas pensarte
supuraron mis llagas?
-Me llagaste hasta el fondo
en lo profundo
del agua.

¿Qué tanto me inventaste,
si del hecho de verte
se rasgaron murallas?
-Destronaste mi espacio
en lo más frondoso
del aire.

¿Qué más me quisiste,
si del tacto nacieron
los mayores desórdenes?
-Abortaste la nota floral
del interior absoluto
del fuego.


María Otal
19-02-07

Quizás está lloviendo...

Quizás está lloviendo
y no te crea…

Tal vez en su reflejo,
la luna sea fértil
y me done sus alas,
salidas de la lluvia.
Levite. Se aproxime.
M e detenga al borde del abismo
desnuda e indolente.

Quizás está lloviendo
y no te quiera.

Tan sólo en un recodo
se ovillen los poemas
y me pienses
como un tiempo de asedio,
sin el color
del rojo de cereza
y ésa tibieza angosta
de las palabras inaudibles.


María Otal
19-02-07

A los ojos

A los ojos, que rojos,
hilvanaban cuentas
y fulgían fogatas inextinguibles
en la noche parada.
A los ojos, que iracundos,
envolvían deseos
y aniñaban instantes inolvidables
en la tarde siniestra.
A los ojos, que cerrados,
cincelaban poemas
e incrustaban milagros piadosos
en la mañana inconstante.

María Otal
12-02-08

Que la noche no te busque

Que la noche no te busque
cuando se sienta tirana,
que no te llame, si acaso,
te duermes una mañana.

Que la noche no te vista
con el rigor de su luto,
ni deje sobre tus labios
un beso frío y enjuto.

Que la noche sea noche
sólo si tu lo quisieras,
que te envuelva con su manto

si alguna vez lo pidieras.
Que la noche con su canto
no te brinde el desencanto.

María Otal
21-05-07

APATRIDAS

Hombres con sonrisa lobuna
bajaron de la cima…
el morral rebosante
de carne fresca
y sin cicatrices;
en los ojos
la soberbia inyectada
hasta hacer del iris un mapa.
Llegaron pensando,
que la conquista
no iba a ser fratricida
ni el botín de guerra
una tragedia.
Todo quedó blanco, deforme,
grabado en la memoria con cincel.
Aquéllos hombres de sonrisa lobuna
que bajaban de la cima
nunca encontraron su hogar,
siguen siendo apátridas.

María Otal
21-05-07