A los ojos

A los ojos, que rojos,
hilvanaban cuentas
y fulgían fogatas inextinguibles
en la noche parada.
A los ojos, que iracundos,
envolvían deseos
y aniñaban instantes inolvidables
en la tarde siniestra.
A los ojos, que cerrados,
cincelaban poemas
e incrustaban milagros piadosos
en la mañana inconstante.

María Otal
12-02-08