Las dos manos

En mi mano derecha
la puerta de la vida
cerrada y puesta la cadena,
nada que mirar,
a nadie que pedir perdón,
tal vez a mi misma;
yo y mi timidez.

En mi mano izquierda
el vacío, la ruina irremediable
condensada en minúsculos efectos,
todo por descubrir,
todos a quién recordar,
quizás a mi misma;
yo y mi inhóspita vida.


María Otal
04-11-06